ALEGRARTE será un multiespacio novedoso donde se combinará el disfrute de tomar un café o pasar el rato a la hora del té en un ambiente con buena música y arte, solo/as o con amigos, festejar cumpleaños, realizar reuniones de trabajo, entre otras actividades. Revista RED visitó el lugar, y fue recibida por Carla Seewald, su propietaria, y José María Maese, el arquitecto a cargo de este excelente trabajo de restauración y puesta en valor de la casa original. Ambos fueron nuestros anfitriones.


Este proyecto es producto del entusiasmo de Carla por proponer “algo diferente”, un lugar dinámico donde se puedan hacer muchas cosas no solamente una actividad para el deleite individual o con amigos, festejar un cumpleaños, una reunión de trabajo. También contemplar el arte”. Además, agrega, que imagina su emprendimiento situado en una casa antigua, como están haciendo en Buenos Aires y en otras ciudades de nuestro país. Esta idea puede sintetizarse en: abrir un espacio reunión, con distintas opciones, en una casona llamativa y con historia, renovada sin perder su identidad.

Orientada por esta idea inicial, después de una larga búsqueda, Carla eligió una antigua vivienda posadeña, que fue construida siguiendo los estándares de la “casa chorizo”. Terminología aplicada en los desarrollos urbanos argentinos entre 1880 y 1930. Ellas nos cuenta que está conforme con la elección. “…estuve mirando varias casas, pero siempre me atrajo la belleza de la casa de alegrarte, como si algo la llamara hacia mi”… Si bien la ciudad tiene muchas casas históricas, la mayoría tiene temas sucesorios y hasta en algunos casos están usurpadas. Otras se encuentran en estado de abandono, en ruinas, o en algunos casos terminan siendo demolidas o desarmadas de a poco sin considerarse el valor simbólico y económico de sus materiales originales. “Hay muchas casas históricas en Posadas, afirma Maese, pero son pocos los casos en que se reciclan o restauran. La gente de a poco se está animando a hacerlo, a valorar un poco más lo antiguo, el patrimonio “construido”, complementa el arquitecto. Cabe aclarar que Maese no es nuevo en esta materia, al momento ha realizado varios trabajos de recuperación de obras patrimoniales como locales comerciales y cascos de estancias.

El punto de partida.
Las ideas de Carla comenzaron a gestarse a poco tiempo de haber nacido su último hijo. Una vez esbozado el proyecto analizó que más que un cambio lo que estaba pergeñando era totalmente diferente a lo que estaba acostumbrada a hacer. Luego tuve que considerar “el apoyo de la familia, el tiempo disponible, un rubro que no conozco…era empezar algo nuevo, un gran desafío sin dudas”. Antes de la pandemia empezó con el plan de negocios de Alegrarte; y uno de los puntos clave era buscar el lugar. Pero debido a la cuarentena, como nos sucedió a todos, mucho no pudo avanzar, “estuvo viendo que hacía”.
En cuanto pudo, retomó su proyecto. El lugar constituía el punto de partida, ya que a partir de sus características materiales y espaciales dependería cuanto de lo imaginado podría concretarse. ¿Un local o una casa? Después de recorrer varias opciones, se concentró en una casa que estaba situada dentro de un recorrido habitual para Carla a la que “siempre miraba”. Pasaba seguido por Av. Roque Saénz Peña y Córdoba, ya que llevaba a su hija a clases de arte para niños que se dictaban en una casa de las inmediaciones. Ella nos dice que sentía que la atraía y, además, estaba a la vente. Así fue que decidió ponerse en contacto con quienes vivían en ella; conoció la propiedad, se enamoró y la compró. “Cuando vinimos a conocerla, se abrió la puerta y me encantó este piso a cuadritos, la escalera, el patiecito interno”, expresa Carla; y agrega: “Si bien es difícil ver la belleza cuando las propiedades están deterioradas, hay casos en los que su estado original está tan presente, que sobresale a pesar de su estado”.


La vivienda perteneció originalmente a la familia Rodríguez. “Su última habitante fue la señora Lorenza Rodríguez, que fue profesora de geografía de la escuela Normal. Era amante de la música, la poesía y el arte. La casa lindante y gemela, actualmente demolida, perteneció a la familia Wanish”, según los datos que pudimos recabar.